Por Diego Ruiz, Graduado en ciencias de la actividad física y del deporte.
¿Estás intentando perder peso, pero te sientes perdido entre dietas milagro, entrenamientos extremos y promesas que no cumplen? Como graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, quiero ayudarte a encontrar un camino basado en ciencia, salud y sentido común.
Hoy te comparto las claves principales de la Guía para el diseño de programas de intervención en población con obesidad, elaborada por el Grupo de Ejercicio Físico de la Sociedad Española de Estudio de la Obesidad (SEEDO). Una guía de referencia para profesionales, pero también una herramienta fundamental para quienes desean cambiar su vida de forma real y sostenible.
La obesidad no se trata solo de perder peso, sino de ganar salud
La obesidad es una enfermedad crónica que afecta al metabolismo, la movilidad, la energía, e incluso al estado de ánimo. Según la SEEDO (2023), el abordaje debe ser integral, y no basarse únicamente en perder kilos, sino en mejorar la salud y la calidad de vida a largo plazo.
Y aquí viene el primer punto importante:
No existe una fórmula mágica, pero sí un enfoque que funciona: ejercicio + nutrición + acompañamiento profesional.
¿Qué dice la ciencia sobre perder peso?
La guía destaca algunos principios clave que debes conocer si quieres empezar tu proceso de pérdida de peso:
1. El ejercicio físico es indispensable
El entrenamiento no solo ayuda a tener un déficit calórico. También:
- Aumenta la masa muscular (clave para mantener el metabolismo activo).
- Mejora la sensibilidad a la insulina.
- Disminuye el riesgo cardiovascular.
- Aumenta el bienestar físico y psicológico.
2. No vale cualquier entrenamiento: el entrenamiento debe ser planificado
El programa ideal para personas con sobrepeso u obesidad incluye:
- Entrenamiento de fuerza 2 a 3 veces por semana, adaptado a la condición física individual.
- Ejercicio aeróbico de intensidad moderada, como caminar a paso ligero, nadar o bicicleta (150-300 minutos semanales).
- Ejercicios funcionales y de movilidad, para ganar autonomía y prevenir lesiones.
3. La pérdida de peso debe ser progresiva
La ciencia recomienda un objetivo saludable de 0,5 a 1 kg por semana. Bajar más rápido puede poner en riesgo tu salud y aumentar las probabilidades de recuperar el peso perdido
4. La alimentación es una aliada, no una enemiga
Olvida las dietas extremas. El cambio debe venir desde una educación nutricional personalizada y sostenible, con un déficit calórico moderado. Comer mejor, no necesariamente menos.
5. El acompañamiento profesional marca la diferencia
Los programas con mejores resultados incluyen el seguimiento por parte de profesionales del ejercicio físico, nutricionistas y psicólogos. Cambiar hábitos no es fácil, pero con ayuda es mucho más posible.
¿Y las dietas milagro o los entrenamientos “quema grasa”?
No están diseñados para ti. Suelen estar desactualizados, no consideran tu situación particular y generan frustración.
Lo que necesitas es un plan adaptado, realista, seguro y respaldado por ciencia.
Conclusión: Empieza tu cambio desde el conocimiento y no desde la culpa
Perder peso no es solo una cuestión de estética, sino una apuesta por tu salud. Pero para lograrlo de forma efectiva y duradera en el tiempo necesitas información de calidad, entrenamiento adecuado y una alimentación con sentido.
📚 Referencia:
- SEEDO (2023). Guía para el diseño de programas de intervención en población con obesidad. Documento de Posicionamiento del Grupo Ejercicio Físico de la Sociedad Española de Estudio de la Obesidad (SEEDO). Disponible en: https://www.seedo.es